domingo, 27 de marzo de 2011

Vida de Fernando Quiñones



Pasó su infancia y su adolescencia en Cádiz con su abuela paterna. A los quince años, empieza a trabajar en el muelle. En diciembre de 1948 comienza su aventura literaria con la creación de la revista El Parnaso con la que estuvo hasta febrero de 1950 y a la que seguirá Platero, que se publica hasta 1954.

Empieza a escribir en la prensa, una actividad que no abandonó nunca. Una serie de sus artículos periodísticos serán recogidos años más tarde en dos volúmenes: Fotos de carne y Por la América morena que aglutinan cada uno cincuenta textos.
Terminado el servicio militar, marcha a Madrid donde empieza a trabajar para el Reader Digest en octubre de 1953 y donde se abrirá paso.

En 1957 empiezan sus viajes por el mundo: Francia, Portugal, Italia, Marruecos... En este mismo año publica su primer libro de poesía, Ascanio o Libro de las flores y Cercanía de la gracia con el que obtiene el accésit al Premio Adonais de poesía.

Se casó en Milán en 1959 con Nadia Consolani. En ese mismo año nace su hija Mariela. Un año más tarde gana el Premio Literario del diario La Nación de Buenos Aires con Siete historias de toros y de hombres. Jorge Luis Borges, miembro del jurado, sentenció: Nada sabíamos del hombre que velaba el seudónimo; el ambiente, la entonación y cierto desenfado en el manejo de las palabras dejaban entrever un español y aun un andaluz. Dos temas -el vino y la tauromaquia- prevalecían en los textos; ambos tendían a alejarnos de ellos. Como Quevedo éramos partidarios del toro no de los toreros...Todos sentimos sin embargo, que los temas son símbolos y adjetivos. El único tema es el hombre... Y en los cuentos de Fernando Quiñones estaba el hombre, su índole y su destino. Los premiamos con unánime acuerdo, porque advertimos en la obra de Quiñones a un gran escritor de la literatura hispánica de nuestro tiempo, o, simplemente de la literatura. También en 1960 gana el Premio de prosa de las XII Fiestas de la Vendimia de Jerez con Cinco historias del vino. En 1963 nace su segundo hijo, Mauro.

En 1971 Fernando decide dedicarse por completo a la literatura y abandona su trabajo en el Reader Digest. A partir de ahora vivirá a caballo entre Madrid y su amado Cádiz. Viajes, conferencias, pregones, cursos y la escritura ocupan la mayor parte de su tiempo. En 1973 marcha con su amigo Félix Grande a Hispanoamérica como embajador del flamenco: Puerto Rico, Perú, Argentina, Nicaragua y Chile. En 1987 viaja con José Agustín Goytisolo a Marruecos; con Antonio Hernández en el Yemen. En Cuba cuando le dan el Premio Casa de las Américas.

Para Cádiz, y con el deseo de engrandecer su ciudad, crea Alcances, un festival que dirige desde 1968 a lo largo de una década. La muestra, una de los ejes culturales de la capital gaditana, está dedicada hoy en exclusiva al cine, aunque con Fernando Quiñones al frente tuvo un carácter misceláneo: pintura, música clásica, flamenco, cine, literatura y un sinfín de actividades que dieron vida a los veranos gaditanos. Alcances fue una empresa encomiable que lidió con la falta de medios económicos y con una férrea censura franquista.
También Cádiz le debe a Fernando Quiñones el impulso de la fundación de la Peña Flamenca Enrique el Mellizo, la primera que se crea en la capital gaditana de estas características.

Enamorado de su tierra, de su sur gaditano, una tarde cualquiera, poco antes de morir, al borde del Océano Atlántico, Fernando Quiñones se llevó a su mujer Nadia junto al mar y desde allí le dijo: "Nadia, quiero hacerte un regalo: te regalo Cádiz". La ciudad le regalará a Fernando Quiñones, justo en ese lugar, el paseo que recibe su nombre.

El 17 de noviembre de 1998 en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz fallece a causa de un tumor peritoneal.


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